Con este trabajo busco transmitir una dualidad que rompe con una premisa convencional, que conceptos opuestos son irreconciliables. Y lo hago fusionando gracia delicada y fuerza enigmática. Medusa personifica la transformación de la belleza a la monstruosidad y, finalmente, a la redención. Los ojos de Medusa son un recordatorio de que a veces nuestras mayores fortalezas también pueden ser nuestras mayores debilidades.
A través de acrílicos y óleos, he creado un mundo metafísico donde lo simbólico y lo surrealista se entrelazan, invitando a la reflexión. En cada pincelada hay una danza entre lo real y lo imaginario, una invitación a explorar lo más profundo de nuestra percepción. Este cuadro aportará una atmósfera de misterio y belleza a cualquier hogar, estimulando la mente y el alma.
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